Imagen de Elisabeth Slavkoff en Facebook |
Los textos de Autosugestión, escritos en vinilos en las superficies de exposición del MEIAC dedicadas a la obra experimental Corriente alterna, han sido arrastrados por el deseo de libertad y vuelo imperante en la obra de José Antonio Cáceres, han sido contaminados signos y caracteres sin remedio. Envidiosos tildes, puntos y comas de la extrema libertad de los signos, su ausencia o fractura en las obras expuestas, se han puesto a boicotear el sitio convenido por las normas académicas y se han lanzado al vacío, planeando en el aire su desplazamiento. Y arrastrados por la "corriente" descendiente, han caído en "vuelo" decidido al suelo. Una y otra vez, se han rebelado contra el corsé y la ubicación estática en el texto. Inútil el trabajo de los operarios por sustituir los huecos y colocar nuevos signos en su sitio. La "corriente descendente" ha alcanzado incluso los párrafos no poéticos de la biografía y ha llegado incluso a trastocar la posición de algunas letras que, girando sobre sí mismas, han descubierto una posibilidad transformista insospechada. No sólo de la letra "p" transformada en "d" por su giro repentino haciendo el pino, sino de descubrimiento de palabras insospechadas.
Este hecho, que me dejó un tanto enojada en la inauguración, no deja de darme vueltas en la cabeza. Si basta una ligera brisa provocada sin duda por las corrientes ascendentes, descendentes del aire en una sala de exposiciones, que no sucederá en medio de los torbellinos provocados por los desplazamientos apresurados de profesores o tumultuarios de los alumnos, sus carreras, sus juegos, sus atropellos. Quizá los problemas de escritura de los chicos en sus cuadernos, sus sin remedio textos ayunos de signos de puntuación y trastrueque de letras, sus exámenes fallidos se deban a un problema de rebelión de los propios signos, su deseo de libertad, sus ansias de vuelo.
Vuelo de José Antonio Cáceres |
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