sábado, 30 de mayo de 2020

ciudad de sombras

ciudad de sombras. emilia Oliva (23 mayo 2020).
Frottage, lápiz sobre restos vegetales.21 x 13,5 cm.


rompe la noche
el zumbido breve 
de un pájaro metálico

insólito rumor
de una ciudad de sombras
enclaustradas 

siluetas tras los cristales

miércoles, 27 de mayo de 2020

el hombre que vino del mar

el hombre que vino del mar. Emilia Oliva (232 mayo 2020)
Lápices de colores. 21 x 13,5 cm.


la palabra, que ordena el universo, da una breve tregua a la luz y abre el horizonte en derredor, proviene de la soledad más absoluta, el silencio atronador de los espacios y la humilde constatación de lo fútil del gesto de elevar la voz si no es en la plegaria


viernes, 15 de mayo de 2020

y vuelta a empezar


se desvanece. Emilia Oliva (noviembre 2019).
Frottage con lápiz de color sobre briznas y hojas. 21 x 13,5 cm.


si no fuera por la reina 
su cohorte de esclavos 
y el batallón de soldados 

si no fuera por la obediencia  
química o eléctrica 
a códigos sin discusión posible 

si no fuera por el unísono latido 
la música monocorde  
su monocromo paisaje   

los regueros de crímenes
en pro de un bien común
que lo es sobre todo del séquito

hace tiempo  que 

ya avanzamos en hileras
carriles de sentidos contrapuestos  
nos protegen de daños y colisiones 

hace tiempo que

con la mansedumbre del bienaventurado 
rara vez discutimos 
normas o consignas 

mudos, si lo que observamos
desestabiliza
la bondad natural del sistema

hace tiempo que  

el hormiguero 
como nueva normalidad  
sería 

si no fuera por 




lunes, 11 de mayo de 2020

rabia y llanto

Casandra. Emilia Oliva (mayo 2020).
Acuarela, 21 x 13,5 cm.

cómo podría quien ve 
el arco iris florecer tras la lluvia 
o el sol salir, ponerse 
puntual la primavera 
pintar flores en el paisaje 
los pájaros tijeretear el azul sin tacha 
el frágil equilibrio sin fisura 

cómo podría vislumbrar la grieta  
lo que puede caer  
y cae                          cómo podría 
bien anclados los pies en la tierra 
entender a Casandra 
la incoherencia de su voz en desvarío 
en este retablo de maravillas 
que la muerte golpea 
a decenas a cientos a miles 
próximos y extraños 
caen 
se hunden sin línea de horizonte 

¡ay! de la toxicidad letal del número y su exceso 
y no hay retorno 
los que no están                    no son ya 
cuerpos                                  sino cifras 
bálsamo que nos cubre con su baba 
costra de miedo 
herida y hueco silente 

qué podría consolar a la víctima 
del zarpazo sin norte 
de la inmensa extensión de la estulticia 

rabia y llanto 
es ya su universo