En mi sueño vi tres círculos
era el primero de fuego
el segundo lo presidía un anciano
el tercero era de viento
Campo
de romero y piedra (1965-1966)
Libro 5º de Autosugestión
El círculo es un elemento recurrente en la obra de
José Antonio Cáceres (JAC). Este elemento con fuerte carga simbólica va a ser
objeto de exploración constante en su pintura,
en sus experimentaciones poéticas y en su poesía discursiva. Ya en la cita de Campo
de romero y piedra, libro de sus poemas de juventud, si analizamos la
función de esos tres elementos: fuego, anciano y viento, la correspondencia con
el Hijo, el Padre y el Espíritu, la tríada cristiana, es evidente. La crisis
lingüística, y las incursiones experimentales en la poesía concreta, letrista,
visual, fonética... que provoca, es manifestación de una crisis más
profunda, crisis de fe, de visión del mundo y de sentido de la vida.
Feo de JAC. Concrety Poetry. A Word Wiew de Mary Ellen Solt. Indiana University, Bloomington, U.S.A, 1968 |
Las formas de círculos concéntricos
emergen como recuerdo o evocación de un sistema solar. En el núcleo, un círculo
secante sugiere una fecundación. El juego de letras en el interior, sugiere la
geminación o la fusión de elementos (e, interior) (o, interior). La secuencia sugiere el inicio de la fusión: la
"o" acabaría integrándose en el centro al final del desplazamiento
que parece haber comenzado; la "e" interior sube hacia el centro, la
"o" del círculo que penetra desde la derecha. Todo parece indicar que
en su trayectoria podrían acabar formando una sola forma. La idea de fecundación y
de futura geminación está sugerida muy claramente.
Del mismo modo, la disposición de las "f" en el exterior, en el exacto punto de los cuatro puntos cardinales, confirma la interpretación en clave de mundo que gira. La disposición de la "f" parece indicar un giro en el sentido de las agujas del reloj. El color sirve para diferenciar los elementos en el sentido indicado. Tierra, Sol y Luna. A la interpretación de sistema solar en movimiento, en tanto en cuanto hay elementos que parecen desplazarse en el interior contribuyendo a un posible eclipse, el color amarillo de yema de huevo redunda en la interpretación de la fecundación.
El hecho de que se pueda leer la
palabra "feo" no es más que la evidencia del juego que hace estallar
la significación: lo importante no es a lo que envía o remite la combinación de
letras, sino la nueva función, como materia pictórica, que adquiere la letra
dentro de la obra. Crisis de lenguaje ya patente en el poema "Las palabras
te llevan a la horca" (5/11/1965) de Campo de Romero y piedra.
Las palabras te llevan a la última
Tule
las palabras arrecidas como buques fantasmas
acumuladas en cuartos trasteros las serojas
cascada de otoño se precipitan empujadas
por el viento fundiéndose las palabras
barridas por jardineros del edén
llevadas en tranvías al palacio de Knosos
donde leones hambrientos vomitan
y gigantescas moscas arracimadas
en un rincón de Versalles sobre serojas
palabras ácidas malolientes
quemadas al borde de la ciudad
y asnos apabullados ante la presencia del rey
en otoño cargados de serojas
para el estercolero municipal
palabras sin fruto caídas de los árboles
bailando el minué de la desesperación
de al feria de Cuernicabra
y ancianos mascullando junto al fuego
las palabras te llevan a la horca
Desaparecen los signos de puntuación, aunque se
mantiene la mayúscula inicial. No hay rimas, ni estrofas. Desaparece la
coherencia para adentrarnos en un juego de imágenes surrealistas. Las palabras
no sirven para expresar el mundo. Se dislocan, se descoyuntan y el culpable es
el sujeto de la enunciación, el poeta.
Recinto sacro de JAC. Revista TAMTAM, Ed. Geiger. |
Es en ese sentido de descoyuntamiento de la palabra en el que hay que entender la Poesía
concreta tal como la estaba llevando a cabo JAC entre el 1966 y 1976, según
Felipe Boso. No se adentra JAC por el sendero un tanto ingenuo de la poesía caligramática al modo de Apollinaire. En este alejamiento del letrismo tradicional, "Recinto sacro",
viene a cargar de significación simbólica el juego de los círculos. Las
letras, las cifras ahora fragmentadas construyen a modo de muros, lo que
parece una planta de edificio religioso, ábside circular con nave central
geminada. En el centro, formado por paréntesis, neumas y punto, acaso un
rostro se revela. La almendra mística, la mandorla, no rodea al Cristo. El vacío de la representación es estallido del sentido. No hay significación posible en un mundo de signos fragmentados, inconexos. ¿Quién será ahora el responsable de encontrar una significicación al mundo? JAC lo revela en su obra poética Autosugestión y es patente en el cuadro del petirrojo.
JAC |
En este cuadro, el juego de representación de
círculos de colores sugiere ahora claramente mundos, esferas celestes, que se
alinean o eclipsan parcialmente. El pajarillo central viene a ocupar el sitio
del Pantocrator, trasunto del rostro que se vislumbra en "Recinto sacro". El pájaro es ahora el que mira y
canta, el que penetra el enigma del universo, el propio artista, el
poeta. "El puro conocimiento, libre e indisociado" (J-E. Cirlot, Diccionario de símbolos, Pájaro). El "yo" consciente.
Alcántara, nº 84, julio-diciembre 2016, pp. 93-96.
No hay comentarios:
Publicar un comentario