martes, 19 de mayo de 2015

Lo importante es leer, sea lo que sea

ABC El Cultural 6/4/2006

 A Ricardo Senabre, in memoriam

Por más vueltas que le doy, no puedo imaginarme a Ricardo Senabre diciendo que lo importante es leer, sea lo que sea, incluso los prospectos, todo lo que caiga en vuestras manos, como he leido recientemente en un blog de una antigua alumna suya con motivo del fallecimiento del profesor. Fui alumna suya, y hasta donde alcanza mi memoria, la exigencia con el tipo de libros que leíamos le llevaba a ironizar muchas veces en clase. Y la ironia de Senabre era para echarse a temblar. O al menos, así me parecía entonces, o recuerdo ahora que me parecía así entonces. Por eso me he alegrado mucho cuando Juan me ha traído un artículo que ha desempolvado de una de sus carpetas: "La lectura necesaria" de Ricardo Senabre publicado en El Cultural de ABC del 6-4-2006 y tras leerlo he constatado que no andaba yo descaminada. Después, me ha dado por rumiar el asunto de la casualidad de la aparición del artículo, como movido por duendes, y me he dicho que tenía que traer aquí, a mis torsiones, lo que realmente sostenía el profesor Senabre. Y es que no me lo imagino sosteniendo una cosa en clase y la contraria en la prensa sobre el mismo asunto. Dice Senabre:
 "Si dejamos aparte las obras impresas que son objeto de acercamientos de carácter utilitario -manuales de enseñanza, diccionarios, enciclopedias, libros técnicos y otras clases análogas-, es evidente que las consideraciones acerca de la actividad lectora y de los índices de lectura en un país, así como la valoración sociológica y cultural de esa actividad, se refieren siempre a lo que, de un modo muy general, entendemos como obras literarias: narraciones de ficción, poesía, ensayo, biografías, teatro... Cuando en una encuesta se pregunta a alguien por su afición a la lectura, no se trata de saber si frecuenta el periódico o el manual de instrucciones de la lavadora, sino si lee algo que, con mayor o menor enjundia, pertenece al ámbito de lo que convencionalmente llamamos literatura. Las respuestas suelen ser desoladoras: cada día parece haber más personas ciegas para la lectura, es decir, con los sentidos obturados para ver y entender el mundo."
¿Por qué para el profesor Senabre no constituía de interés el que se leyera cualquier cosa que cayera en las manos? como sostiene la referida exalumna y profesora en un centro de enseñanza donde invita a leer, lo que sea, pero a leer, desde su blog. Nos lo explica más adelante en su artículo, y lo transmitió en sus clases, vive Díos que doy fe de ello.
"Porque de eso (de entender el mundo) se trata: lo primero que hace la literatura es dilatar nuestra retina, ampliar nuestra capacidad de visión, mostrarnos múltiples maneras nuevas de contemplar las cosas, sacarnos de nuestras casillas y acercarnos a otras formas de vida posibles, a otros modos de amar, de vivir, de sentir. Gracias a la literatura, nuestro mundo mental se ensancha prodigiosamente. Los libros nos permiten emigrar a otros lugares y a otros tiempos, conocer las experiencias, los estados de ánimo, los sueños, las venturas y desventuras en que se forjaron miles de seres humanos -reales o de ficción- de otros ámbitos y tal vez de épocas remotas a los que, salvando las barreras del tiempo y del espacio, podemos acercarnos como a viejos amigos y maestros del vivir. No existe instrumento de comunicación ni vínculo de solidaridad más formidable. "
Añade más tarde:
"Los seres refractarios a la lectura tendrán reducido a proporciones minúsculas su espacio vital. (...) Serán seres dóciles, pasivos, sin apenas experiencias, sin recursos ante las situaciones nuevas a que se enfrenten, y acaso preferirán dejarse hipnotizar pasivamente ante una pantalla a la que, además, tendrán la ilusión de dar órdenes. (...)
"Y todo eso les ocurrirá por haber padecido una errónea educación de la sensibilidad"
Si el fomento de la lectura que hacemos desde las aulas es leer por leer... apaga y vámonos.